Se trata de poner en perspectiva, de respirar y hacer una pausa en el camino.
Cuando logras que ese instante se haga flexible, se extienda de tal manera, allí empiezas a sentir la luz, la intensidad del aire al respirar.
En esas sensaciones el camino se baila, se salta, se ama, y se vuelve a bailar, solo en ese instante.
El tiempo, esa dimensión en la que transcurre nuestra hermosa existencia, se transforma en nuestro compañero y nos regala el bien mas preciado: el instante que estamos viviendo.