CouchSurfing, viajar de sillón en sillón, una buena forma de hacer amigos.

Encontrar personas en las casi 100.000 ciudades de los 207 países que forman parte de esta red de sillones –Couch:Sofá, Sillón –, es cada vez mas sencillo, mas de cuatro millones y medio de personas forman parte de CouchSurfing.

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“El mundo es mas pequeño de lo que vos pensás” reza el texto en esta imagen.

Creas una cuenta, completas tu perfil, te haces amigos, y empezás a experimentar, podes alojar gente o viajar. Si no te conocen en la red, puedes ir a las reuniones (meetings) y conocer gente para generar referencias.

La seguridad de CouchSurfing depende de tres factores principales:

  1. Referencias personales: Son comentarios que otros usuarios escriben en el perfil explicando su experiencia. Pueden ser positivas, negativas o neutras. También se puede especificar el grado de amistad con la persona en cuestión.
  2. Niveles de verificación: Desde el nivel basico, hasta la verificación del nombre y direccion con tarjeta de credito.
  3. Avales («vouch»): Son credenciales que otros usuarios dan a personas de probada confianza.

fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/CouchSurfing

Hay quienes se imaginan que estos emprendimientos pueden quitarle público a hostales y hoteles. Sin embargo el espíritu de estos surfers que no se mojan está asentado en valores diferentes, y el uso de la red de contactos no solamente se fundamenta en la necesidad de un alojamiento gratuito.

Generar experiencias positivas de CS es parte de hacer la red mas segura, algunos usuarios se alojan en casas de gente de su misma ciudad solo por el espíritu de compartir la casa del anfitrión.

Daniela Perello – Embajadora Córdoba- (@daniup) nos cuenta su experiencia de CouchSurfing

Pensando en Internet

La red de redes (Internet) recibe opiniones desde los sectores mas diversos, entre ellos periodistas, analistas de comunicación, filósofos y cuanta profesión que se relacione con las relaciones humanas. Surgen así muchos pensamientos que hablan acerca de los usuarios que se aíslan de la sociedad, que dejan de tener encuentros y reuniones por estar mas tiempo detrás de un ordenador/tablet/smartphone.
Este paradigma de ideas se quiebra a partir del posicionamiento de espacios como CouchSurfing, donde la gente fundamenta el uso de la tecnología social como medio para encontrarse cara a cara con otro ser humano.
Las charlas y amigos que se generan a partir de compartir un techo, costumbres, olores y sabores son realmente enriquecedoras, sin el apuro de tener que irse a alguna hora por que pasa el último autobús, o por que quiero dormir en “casa”. No hace falta viajar para hacer CouchSurfing, prueben surfear algún sofá en su misma ciudad y verán lo bueno de la experiencia.

Experiencia de safari Fotográfico en la Ciudad de Montevideo en Uruguay. por (@OmbuVideos)

Embárcate un martes 13, no estás maldito

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Los colores regalan momentos difíciles de retratar digitalmente.
El calor de los encuentros humanos te movilizan para entender, sensaciones y experiencias que las herramientas de registro de video y sonido aún no pueden reproducir.

Un día te encuentras subiendo a un avión un martes 13, por despegar entre una tormenta eléctrica, se vienen los recuerdos de las tantas películas que hablan del tema, imaginas que ese avión puede pasar a estar en la tapa de los diarios de todo el mundo.

Los diarios, que se preocupan por difundir ideas y novedades, que no aportan a la construcción de nuevas formas de pensar y vivir una sociedad.

En fin el fin,  el avión no cayó, los periódicos digitales y papel van a escribir una vez más letras sin sentido. Ahora es momento de sentir y pensar en que nuestras palabras valen y hay que escribirlas.

Del Viaje – Abril 2004

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Tantas veces fue escuchando a los viajeros entonar palabras, y contar las búsquedas en los lugares que visitan a menudo en su andar. Escuchó y anduvo buscando también: Otras vidas, quizás anteriores; nuevos atardeceres, tal vez no tan nuevos. Caminó tranquilo, encontró paz y buen aire.

Pero no entendía que era lo que perseguía ese andar ciego de poblar en poblar, de barrio en barrio, de ciudad en ciudad. Sin embargo siguió empecinadamente el camino que se encontraba en cada esquina, que le proponían las rutas, los atardeceres. No tuvo reparos para ir. Andaba sin mirar atrás, aprendía a querer los momentos. Iba, solo eso entendía.

Aun sin comprender, se acomodaba a los colores distintos, a los olores y sonidos de por donde anduviera. Sin preocuparse en lo más mínimo donde estaría mañana. Solo lograba encontrarse en el lugar donde estaba en cada momento. Solo y todo lo que implicaba la sensación de poder encontrarse en cada momento. En cada paraje, que no es poco.

Así fue como de a poco interpretaba su rol de mercader, de llevar, traer, y volver a su lugar.

Nada hubiera tenido sentido en su viaje si nunca volvía.- Uno viaja buscando a través de los lugares sus ganas de ser, de querer, las ganas de seguir en el mundo, de cambiarlo, de compartirlo, de crearlo y recrearlo. Todo esto que vamos encontrando por los caminos recién llega a tomar sentido cuando se vuelve a donde se siente la llamada que representa el volver. Entonces ahí se empieza completar todo lo que el corazón aprendió en el camino. Siempre es importante volver.

Las vueltas nos son instantáneas, uno llega, y al llegar comienza el nuevo camino de regreso, a las nuevas cosas, a lo nuevo que somos. La memoria empieza a traer los colores y aromas que pintaron el camino. Y poco a poco con el correr de los días nos vamos encontrando con lo que ahora somos.- Cambiamos tanto al andar tanto, como cambian los paisajes que nos hacen llorar, reír, suspirar. Que nos conectan con las imágenes que tan fácil olvidamos cotidianamente. Se quiebran nuestras ideas y sentires, me parto como se parte el cielo con los refucilos de alguna tormenta. Y allí esta lo mágico volvemos siendo nuevos. Ya no podré volver atrás en mi sentir de las cosas y en la manera de hacerlas.-

Los viajeros de estos viajes del alma cuando vuelven se encuentran tan completos que hacen las veces de fuegos; de fuegos incendiadores de sueños. Animan a los que los rodean a que hagan lo que tanto anhelan. Vuelven con la seguridad de no conocer los imposibles, con la tranquilidad de que su paso por el mundo no es en vano. Van a ayudar a cambiar algo, de eso están claros. Y en eso retoman de sus vidas lo que creen que aun sirve. Como cuando se encuentra un cajón con cosas viejas y se eligen las pocas que todavía emocionan el pecho, guardándolas para que acompañen lo que esta por venir. Para que ayuden a que las emociones nuevas sean más intensas y conmovedoras.- Acabo de entender que lo que busque en el viaje es la manera de poder encontrar cada vez mas momentos donde la alegría de existir duela tanto de tenerla adentro, que sea capaz de olvidarme de respirar por ello.